Como ya sabéis, en clase damos un espacio muy especial al aprendizaje lectoescritor, el fomento a la lectura desde la edad temprana y al disfrute de todo tipo de actividades que tengan que ver con estos saberes.
Si bien es cierto que aún somos pequeñitos, sí que podemos comenzar de manera lúdica y significativa a interiorizar letras, a trabajar con juegos la conciencia fonológica, a distinguir palabras largas de palabras cortas, a discriminar entre lo que son letras y números,… Además de todo ello e igual de importante es todo el trabajo prelector y preescritor: el tener un trazo firme y fuerte, coger bien el lápiz y tener una buena pinza, trabajar la orientación espacial, la coordinación óculo manual,…
Y en esto es en lo que nos encontramos ahora mismo. En clase, todos los días, hacemos actividades de rasgado, arrugado, grafomotricidad, coloreado, plastilina y modelado, pegado,… todo aquél tipo de juegos manuales que nos ayuden a ir cogiendo fuerza en las manitas y a controlar los movimientos de estas cada vez mejor.
Uno de los pasos más importantes que se dan es cuando soy capaz de entender que no debo salirme de cierto espacio en mis creaciones y lo consigo. ¡Vaya sorpresa la de la seño! Os cuento.
En gran grupo, tres veces por semana, hacemos juegos con el abecedario. Además de ello, todos los días trabajamos en la rutina de asamblea con los nombres propios y de los compañeros cuando el encargado o encargada pasa lista, con el día de la semana, con los meses del año,…son muchos momentos a lo largo del día en los que trabajamos a nivel lectoescritor. Además, todos los días tenemos en clase un momento muy especial que es el de la narración del cuento de la semana o de cualquier otro cuento de las situaciones de aprendizaje con las que estemos trabajando en ese momento.
Esta semana, hemos comenzado ya con la identiciación de nuestro nombre propio. Y es que cuando llegamos a clase el lunes, nuestros amigos Mus y Mutis habían desordenado tooooodo el pasalista. ¿Y ahora qué hacemos? Pues nada, nos tocó colocar cada nombre junto a su foto. Así que, uno a uno, fuimos cogiendo el cartel que pensábamos que era el de nuestro nombre, lo analizamos, decidimos si es o no es (con ayuda de la seño, claro jejej) y los vamos colocando. Así, hacemos comparaciones de cuál es más largo y cuál menos, alguien conoce alguna letra de su nombre, trabajamos la conciencia fonológica de las vocales, contamos letras, vemos cuántas tenemos repetidas,…¡Lo pasamos pipa!
Después, la seño nos escribe nuestro nombre y nos anima, a nuestra manera, a reproducirlo sin salirnos de los cuadritos.
Donde vosotros solo vais a ver garabatos, yo os digo que hay un gran avance: se han centrado en los cuadros marcados respetando el espacio en el que tenían que mantenerse, has escrito tantos círculos, garabatos o líneas como letras tiene su nombre, a usado en muchos casos trazos horizontales y verticales que son los trabajados hasta ahora y ¡y hasta letras han aparecido! ¡MARAVILLOSO!
Os animo, de manera lúdica, a hacer en casa con ellos este tipo de juegos y actividades ya que les hizo muchísima ilusión y son momentos cargados de significado para ellos.